lunes, 22 de agosto de 2016

De vuelta




La última vez que escribí en esta mierdita fue el 2014, después de llorar y arrastrarme montones por mi ex, por lo menos algo de dignidad me quedó y pude cerrar ese capítulo a tiempo, pero pico, no vengo a hablar de eso, sino de la cantidad de cosas que han pasado en estos dos años.

En octubre del 2014 me di cuenta que Chillán no era para mi (aunque todo el mundo me lo decía siempre), si bien, me gustaba la carrera que estudiaba, prefería estar de vuelta en Conce, cerca de todo lo que necesitaba para mi vida, necesitaba esas buenas vibras que me entregaban mis cercanos y no toda la mierda con la que me rodeaba en la U, precisamente con esos llamados "amigos" que al final nunca lo fueron, la ventaja es que muy piola hice el papeleo para postular a una U acá, ni cagando daba la PSU de nuevo, así que opté por el cambio de institución y puta la weá, resultó y hasta ahora ha sido a toda raja. El mayor costo iba a ser que demoraría al rededor de 2 años extra en salir, pero filo, prefiero un lugar cargado de buena energía que esa mierda de pueblo, sin intentar ofender a nadie de la zona claro.


Segundo semestre de 2016 y todo salió mejor de lo que esperaba, igual extraño la independencia de vivir solo, trabajar y ganar mis lucas para poder sobrevivir, ya que acá volví a la casa de mis viejos. Sigo estudiando la misma carrera que antes, estoy a un semestre de comenzar el último año, tesis y weá, aunque tendré que esperar para el 2018 hacer la práctica, de todos modos, se siente tan bacán esta sensación de que al fin las cosas salen como quieres, independiente a todos los dramas del diario vivir que se vuelven mínimos al comprender el estado en que estoy en estos momentos. Seguí con algo que me apasiona y es el único punto a favor que recuerdo de Chillán, hizo que volviera a las pistas, me puse a bailar (de forma competitiva, onda torneos y todo el show), se va todo en academia y cosas para el dancing, de todos modos no me duele, porque es algo que siempre quise hacer, el apoyo tampoco es algo ha faltado y se agradece bastante.  Claro, la gente de mierda no falta, pero pico con ají para ellxs.

Dos años han pasado desde estar hundido en mierda, dónde la gente que me rodeaba simplemente hacía que me hundiera con ellos, algo debo decirle a todos esos qlós, aprendí a valorarme y a ser feliz, en resumidas cuentas, esa weá si que es impagable.


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